En este contexto, proyectos como La Aldea-UNICEF, son claves para sacar a niños y niñas adelante

En la Institución Educativa San José, ubicada en el barrio Trigal del Norte, en Cúcuta, se atienden cientos de niños y niñas que viven en contextos muy vulnerables. Las familias que hacen parte de la comunidad educativa pertenecen a los estratos 1 y 2, en su mayoría. Además, entre el 30% y el 40% de las aulas están conformadas por estudiantes migrantes provenientes de Venezuela. Solo el año pasado, la institución recibió a 450 niños y niñas del país vecino.

Las familias migrantes que llegaron a la comunidad, cruzaron la frontera con solo una tula y llegaron en muy grave situación. A los niños y niñas de esas familias, se les ha brindado la atención educativa que necesitan. Pero no es una situación sencilla, comenta Miguel Orlando Peñaranda, rector de la institución. Los recursos de la escuela no son demasiados, así que atender a todos estos estudiantes es un desafío. Se suma a esto, otras dificultades que han salido a la luz a lo largo de la crisis sanitaria.

“Las familias no tenían conectividad en sus casas. Se crearon guías en medio de la pandemia, pero no se acercaban a recogerlas. Si la mamá o el papá tenían celular, entonces no tenían suficientes datos… con tres hijos, la opción de entrar a clase, era un privilegio. La virtualidad en este contexto es una mentira y es evidente que la pandemia hizo daño en los contextos más pobres”. Comenta el rector. “Más del 40% de estudiantes asistía por días a clase, un 30% por Whatsapp, y escasamente un 15% participaba en clases virtuales”, agrega.

En este contexto, asegura el rector, proyectos o iniciativas como La Aldea-UNICEF, son claves para sacar a niños y niñas adelante. “Tenemos que recuperar el tiempo perdido y en esa tarea, una estrategia pedagógica como La Aldea, es indispensable”, dice Miguel Orlando. Esto tiene que ver con el enfoque que ofrece: es transversal, está contextualizado, es divertido, es creativo, es diferente, y eso a los estudiantes los motiva.

De hecho, La Aldea se viene implementando en esta institución desde hace algunos años, lo cual ha tenido un impacto tanto en docentes, como en estudiantes. “Desde que implementamos La Aldea en la institución, la actitud de los estudiantes ha sido de motivación. Ellos siempre están dispuestos a participar porque les encantan los personajes y se identifican con ellos. La Aldea es una herramienta valiosa porque les ha permitido mejorar procesos de lectura y comprensión, mientras trabajan de una forma muy didáctica. Y lo mejor es que se puede utilizar en cualquier área, ya que tiene un enfoque transversal. Desde matemáticas, ciencias y el cuidado del medio ambiente, hasta la lectura y la ética”, cuenta Marlobi Barrera, una de las profesoras que trabaja La Aldea en su aula.

Los profesores, afirma el rector, están encantados con La Aldea y están pidiendo extender la implementación de la estrategia. Además, utilizar el libro y todas las actividades y herramientas asociadas les ha servido de base para alcanzar otros objetivos:

“La Aldea sirvió para que en básica primaria se creara una experiencia significativa para el municipio de San José de Cúcuta, la cual fue seleccionada como finalista; esto permitió que los profesores entendieran que nuevas herramientas y capacitaciones como estas, pueden generar nuevos y mejores resultados. Además, los estudiantes están fascinados pues las lecturas y todas las actividades, además de ser bastante agradables, están adaptadas al contexto”.

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